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29-08-2018

PARAMETROS PARA EVALUAR LA CALIDAD DE LA LUZ ARTIFICIAL.

Nuestra vida está dividida entre el día y la noche, la luz artificial organiza nuestro ritmo de vida. Desde los orígenes, la actividad del hombre ha sido marcada por el tiempo de luz solar que recibía; utilizando así el fuego como forma de iluminación artificial, luego la utilización del candil, los tizones y teas, más tarde las velas, las lámparas de queroseno y de gas, y por último, en el siglo XX utilizamos de manera masiva las lámparas eléctricas.

Ya que el ser humano necesita la luz artificial para alargar su actividad, deberíamos asemejar ésta luz a la luz natural, evitando desajustes biológicos. Por ello, una buena iluminación debe crear buenas condiciones visuales, proporcionar un buen nivel de iluminación, no deslumbrar, crear penumbras y marcar la dirección de la luz y las sombras.

Existen muchos factores que entran en juego para alcanzar estas premisas.

Los campos eléctricos,  son esenciales para el uso de la corriente eléctrica  que alimenta las lámparas. Los elementos de baja frecuencia no deben llegar alos 2KHz (kiloherzio) y los de frecuencia alta deben ser desde 2KHz.

Los campos magnéticos, están generados por el consumo de luminarias y mecanismos de encendido, bobinas, transformadores, sistemas de control… Si existieran estos campos magneticos, los valores deberían estar por debajo de los 50 nT (nanotesla) en frecuencias bajas y no superarlos en frecuencias altas.

La intensidad lumínica se relaciona con la cantidad de luz y con la que determina la claridad. Este es un factor importante, ya que cuanto mayor es la claridad menos melatonina se genera por lo que determina el ritmo vigilia/sueño. Un puesto de trabajo claro precisa 1000lux (lumens), mientras que la iluminación callejera es cómoda con 50lux, y por la noche no llega a 1lux.

La temperatura de color determina la calidez que produce una fuente de luz. Existen dos colores en la luz; cuanto más alta es la temperatura de color más componente azul contiene, y cuanto más baja es, más rojo. La luz del mediodía tiene un componente muy alto de azul por lo que menor es la liberación de melatonina; y el sol del atardecer mayormente está compuesta de rojo, por lo que existe una mayor segregación de melatonina. Durante el día los valores oscilan entre los 4.000ºK (kelvin) y los 6.000ºK y por la tarde entre 1.500ºK y 3.000ºK.

El parpadeo, expresado en porcentaje, indica las veces que se apaga o enciende la luz debido a los efectos de la corriente. Este porcentaje se mide a través de un osciloscopio o analizador de espectro. Estos pequeños parpadeos, el ojo humano no los percibe pero el cerebro sí, produciendo estrés sensorial.  Los parpadeos de la luz a partir de un 50% se consideran altamente perjudiciales.

La reproducción cromática, condiciona los colores que el ojo humano es capaz de identificar.  El índice de reproducción medido con espectrómetro entre 380 y 780nm, debe ser los más alto posible 100. Conviene que la luz artificial seo lo más parecida a la natural, puesto que el estado de ánimo del ser humano depende del efecto de color o del efecto espacial.

Una distribución de la densidad luminosa equilibrada, ayuda a evitar accidentes y crear un ambiente agradable y confortable. Adaptándose cada intensidad a cada espacio.

Algunas lámparas de ahorro energético emiten ultrasonidos, ondas mecánicas no ionizantes por encima de la capacidad de audición del oído humano, 20.000Hz (hercios) aproximadamente. Provocando, en algunos casos, estados de vigilia, cuadros de ansiedad y estrés biológico.

Otros de los aspectos importantes son las usencias de substancias tóxicas ni olores, con mayor importancia al mercurio, siendo lo más ecológico tanto en producción como en la eliminación de tratamientos.

 

Fuente: www.geobiologia.org